
¿Es dolorosa la Terapia Fotodinámica? Se lo preguntan muchos pacientes antes de someterse al tratamiento. Te lo cuento en este post.
La terapia fotodinámica consiste en la aplicación de un fotosensibilizante, generalmente en crema en el campo de la Dermatología. Este fotosensibilizante es absorbido selectivamente por las células tumorales y, una vez que se ha completado esta absorción, se aplica una fuente de luz adecuada. La luz, en presencia de oxígeno, desencadena una reacción fotoquímica que libera radicales libres de oxígeno, provocando la destrucción de las células tumorales. La terapia fotodinámica se utiliza con frecuencia para tratar lesiones cutáneas como la queratosis actínica, el epitelioma basocelular superficial y la enfermedad de Bowen, entre otras.
No está completamente claro por qué es dolorosa la terapia fotodinámica. Sin embargo, se sabe que el dolor se produce durante el proceso de destrucción celular debido a la liberación de radicales libres de oxígeno, que probablemente afectan a las terminaciones nerviosas locales. El mecanismo exacto detrás de esta respuesta dolorosa aún no se comprende bien, pero el estímulo químico y la respuesta inflamatoria inducida por la formación de oxígeno singlete parecen jugar un papel clave.
Para reducir el dolor asociado a la terapia fotodinámica, se utilizan diferentes estrategias:
Imagen de un paciente tratado con Terapia Fotodinámica por múltiples queratosis actínicas en el cuero cabelludo. A la izquierda antes del tratamiento.
No todas las patologías tratadas con terapia fotodinámica provocan el mismo nivel de dolor. Por ejemplo, en la enfermedad de Bowen o en el epitelioma basocelular, el dolor suele ser leve, excepto en casos de lesiones de gran tamaño o en áreas sensibles como la cara. En cambio, la terapia fotodinámica en la queratosis actínica tiende a ser mucho más dolorosa. Aunque no se comprende completamente por qué ocurre esta diferencia, se ha observado que el dolor es mayor en pacientes con piel clara o cuando se tratan áreas muy extensas con terapia fotodinámica. No obstante, esta relación no siempre se cumple, ya que hay una gran variabilidad individual en la respuesta al dolor.
El dolor en la terapia fotodinámica puede convertirse en un limitante importante para algunos pacientes. En casos de dolor intenso o de pacientes que requieren tratamientos repetidos, como ocurre en la queratosis actínica, el dolor puede hacer que el paciente rechace el tratamiento o que sea necesario espaciar las sesiones para mejorar la tolerancia. En estos casos, para facilitar la adherencia al tratamiento y reducir el impacto del dolor, se suelen aplicar estrategias de terapia rotatoria combinando la terapia fotodinámica con otras opciones terapéuticas, como el tratamiento tópico o la crioterapia. Este protocolo permite mantener el control de las lesiones sin sobrecargar al paciente con sesiones repetidas y dolorosas de terapia fotodinámica.
Se están desarrollando varias líneas de investigación para minimizar el dolor asociado a la terapia fotodinámica:
Estas estrategias se centran en controlar los tres componentes básicos de la terapia fotodinámica: el fotosensibilizante, la fuente de luz y el oxígeno disponible en el tejido tratado. Ajustar estos parámetros permite mejorar la tolerancia del tratamiento y reducir el dolor asociado.
La terapia fotodinámica puede ser dolorosa, pero el nivel de dolor varía según el tipo de lesión, la localización y las características individuales del paciente. Aunque el mecanismo exacto del dolor no está completamente aclarado, se relaciona con la liberación de radicales de oxígeno y la respuesta inflamatoria resultante. Para mejorar la tolerancia, se están investigando múltiples estrategias, como fraccionar la iluminación, reducir la intensidad y duración del tratamiento y utilizar fuentes de luz alternativas. El manejo adecuado de estos factores por parte del dermatólogo es clave para optimizar la eficacia del tratamiento y mejorar la experiencia del paciente.

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